lunes, 23 de enero de 2017

Cuando el huerto descansa

  Ya hace tiempo que se acabó el verano, la etapa en la que el huerto está en su máxima actividad, en la que todo lo sembrado y plantado debe tirar para arriba con fuerza y dar fruto. Y llegó el otoño, cuando todo cambia y la mayoría de las plantas del huerto comienzan a morir, ya sea por "edad" al finalizar su ciclo vital o por la llegada del frío. Las primeras heladas dejan sólo con vida las plantas de invierno: puerros, berzas, coliflores y zanahorias en el caso concreto de este año. Es el momento entonces de realizar las labores necesarias para que en los meses de invierno el huerto descanse, recupere energía y pueda llegar incluso con más fuerza que el año anterior al momento de la siembra en primavera.
  Y es que si se quiere que las condiciones del suelo vayan mejorando año tras año y que, en definitiva, cada temporada el huerto sea mejor, en mi opinión, los trabajos que se realicen en esta época son claves. Quizás los más importantes junto con los del momento de la siembra.
  Para mí, tener un mejor suelo se basa fundamentalmente en conseguir que tenga más y mejores nutrientes, y en que sus condiciones físicas sean mejores (suelto, sin apelmazar, esponjoso, aireado, profundo). Esto lo intento conseguir fundamentalmente de dos maneras: añadiendo al suelo materia orgánica (no lo quiero llamar compost porque no lo es) y volteando el terreno a horca para que se airee y que las heladas, la lluvia y el sol de todo el invierno desmenucen y muelan la tierra.
  Todo comienza cuando las heladas acaban con las plantas que aún quedaban con vida. Es el momento de "limpiar y recoger". Lo que hago es retirar del huerto todas las plantas, tutores y cuerdas que han estado allí durante el verano. Las plantas y los frutos estropeados los amontono en el silo, donde estarán hasta el año siguiente. Llamo silo al lugar donde voy acumulando durante el año toda la materia orgánica. Los restos de las plantas de esa misma temporada no los dejo ya directamente en el huerto porque me harían mucho más difícil la labor de voltear la tierra. Prefiero reservarlos un año en el silo, para que al esparcirlos al año siguiente estés mucho mas desmenuzados y no me dificulte tanto la labor de cavar con la horca. En las fotos se puede ver el huerto ya limpio, solamente con algunas malas hierbas ya arrancadas y secas. Ha sido un verano y un comienzo de otoño tan seco que la tierra está totalmente suelta y sin nada de humedad, a pesar de los muchos riegos del verano.
  El paso siguiente, con el huerto ya limpio, es comenzar a esparcir la materia orgánica que he ido acumulando en el silo durante todo el año. No lo llamo compost porque no lo es. Son simplemente restos vegetales (césped, frutos del huerto estropeados, restos de todo lo sembrado, pelajas  de patata y de fruta, hojas, etc) procedentes, la mayoría de ellos, del jardín de casa y de los de las casas de algunos vecinos. Todo lo que acumulo es de origen vegetal. No me gusta echar al huerto, por ejemplo, restos de comida de origen animal ni papel como hace mucha gente que fabrica su propio compost. En la siguiente foto ya se ve todo el huerto cubierto con una buena capa de todo lo acumulado en el silo durante el año anterior.
  La hierba que se ve crecer entre la materia orgánica no es hierba que haya nacido directamente en la tierra, si no semillas que se han acumulado en el silo junto con la hierba seca y que, al esparcirlas, germinan sobre la capa de restos orgánicos. En otras temporadas he encontrado semillas germinadas de diferentes tipos de plantas como melocotones, castañas e incluso dátiles. Se pueden apreciar los restos de hojas y césped, y también los de las plantas que estuvieron sembradas en el huerto hace dos temporadas.
  En la zona en la que tengo pensado sembrar los ajos, en vez de la capa de restos vegetales, esparzo una capa de estiércol de oveja. Lo hago porque al sembrar los ajos varios meses antes que el resto del huerto, a los restos vegetales no les da tiempo para acabar de desintegrarse e incorporarse a la tierra adecuadamente, lo que dificulta bastante la siembra y no permite hacerlo en las mejores condiciones. Ese problema no lo tengo con el estiércol, que desde el primer momento se integra perfectamente en el terreno permitiendo así trabajar la tierra sin dificultad. Si dispusiera de estiércol en abundancia esparciría una capa por todo el huerto, pero no me es posible. Voy variando cada año la zona en la que lo echo, intentando que en tres o cuatro temporadas no haya ninguna parte del huerto que no haya recibido su capa de estiércol.
  También se ve que en el huerto quedan aún puerros, berzas, zanahorias y alguna coliflor. En la parte de atrás están las alcachofas, que están ahí siempre año tras año.
  Con todo el huerto ya con su capa de nuevos nutrientes, llega el momento de voltear la tierra, cavarla, ararla... llamémoslo como queramos. A parte de los beneficios que supone para la tierra realizar un buen volteo, con esta labor también busco que todo lo esparcido anteriormente se incorpore mejor al terreno y complete su proceso de descomposición bajo tierra. Podría hacerlo con un tractor y un arado, mi vecino de huerto se ofrecen todos los años para hacerlo a la vez que hace lo del suyo, pero no me gusta utilizar "maquinaria pesada" en el huerto. Meter un tractor en una parcela tan pequeña dejaría muchas roderas, calcaría el terreno, amontonaría tierra en algunos lugares, quitaría de otros... A parte de que el arado no haría un buen trabajo estando ya los restos vegetales esparcidos por encima, ya que gran parte de ellos se enredarían en él, los arrastraría y amontonaría, no siendo capaz de tapar muchos de ellos con tierra. Creo que utilizar un tractor no es lo más adecuado en las condiciones en las que yo tengo el huerto y que los resultados que obtendría no serían tan buenos como haciéndolo a horca. Para mí, un huerto requiere un trabajo más fino. Por eso prefiero hacerlo a mano aunque sea más lento y trabajoso, pero creo que el resultado es mucho mejor. En las siguiente fotos se puede ver el huerto ya cavado..
  La capa de restos vegetales dificulta bastante el trabajo con la horca. Al clavarla en el suelo muchas de las hojas y ramas se quedan ensartadas en los guinchos de la horca y hay que retirarlas con el pie o la mano. Cuanto más desmenuzada y picada esté la materia orgánica, menos costará hacer este trabajo. También hay que intentar que todos estos resto queden tapados por la tierra al realizar el volteo, lo que hace el trabajo mucho más difícil que si estuviera la tierra "desnuda". Pero bueno, con el tiempo se va adquiriendo cierta técnica y se va consiguiendo hacerlo sin mucha dificultad. Estas complicaciones no las tengo en la zona de estiércol, en la que toda esta labor es mucho más sencilla.
  Ahora sólo queda esperar a que el invierno haga su trabajo y gracias a las heladas, el sol y la lluvia, la tierra quede desmenuzada, sin apelmazar, aireada y el perfectas condiciones para el momento de la siembra. También es el momento para que trabajen sobre la nueva materia orgánica incorporada al huerto las bacterias, microorganismos, lombrices de tierra, etc, que harán que se descomponga y que los nuevos nutrientes se incorporen al terreno. Los restos de fibras vegetales que no sirven como nutrientes, se encargaran de hacer que la tierra esté más esponjosa, menos apelmazada y más mullida.
  En definitiva, es tiempo de que el huerto descanse y de que se llene de energía y fuerza para la próxima temporada. Como dije anteriormente, lo que se haga o no en este momento de la temporada me parece clave para conseguir que nuestro huerto cada año pueda mejorar, sobre todo en lo que a las condiciones del suelo se refiere. Esperemos que lo hecho dé los resultados esperados. Lo comprobaremos la próxima campaña.

martes, 17 de junio de 2014

En marcha de nuevo.

   Una temporada más el huerto vuelve a estar en marcha. Bueno, realmente fue en marzo cuando, como casi todos los años, comencé poniendo las primeras lechugas y cebollas. Pero tras eso, en esta zona hay que esperar hasta mayo para poder sembrar el resto del huerto, ya que lo normal es que hiele hasta primeros de ese mes, o incluso a finales, como ha pasado este año. Y es que este año las bajas temperaturas del mes pasado han retrasado las labores del huerto más de quince días. Pero bueno, parece que el buen tiempo definitivamente ha llegado y lo sembrado comienza a prosperar.
   En la primera foto se ven los tres surcos de ajos. Los suelo sembrar siempre en enero, febrero o incluso antes, en noviembre, pero este año debido a las continuas lluvias del invierno, no lo pude hacer hasta marzo. Nunca los había puesto tan tarde, incluso dudé en sembrarlos ya a esas alturas pensando que no les iba a dar tiempo a crecer lo suficiente para dar cabezas de ajos decentes. Pero arriesgué y los puse, y para mi sorpresa son los ajos más altos que he tenido nunca. Habrá que esperar a sacarlos para ver como son las cabezas, pero ahora tiene una pinta estupenda. Da gusto verlos. En la foto se puede ver como ya comienzan a amarillear las puntas, y es que en pocas semanas estarán secos y listos para llevarlos a casa. A la izquierda las patatas.
   Los primeros dos surcos al lado de los ajos son patatas tempranas de la variedad jaerla. Están creciendo bien a pesar de que se helaron dos veces al poco de salir. A no ser que sean heladas muy fuertes, las patatas sueles recuperarse y volver a brotar de nuevo, pero las retrasa bastante. Y eso es lo que les ha pasado. Las heladas quemaron las hojas exteriores y alguno de los tallos recién salidos, pero se recuperaron y ahora tiran con fuerza. Se tienen que dar prisa, porque son patatas tempranas de ciclo muy corto y a primeros de agosto ya estarán secas y listas para sacarlas.
   Los otros ocho surcos son patatas tardías de la variedad baraka. Están puestas varias semanas más tarde que las jaerla, por lo que se libraron de las heladas. Han nacido muy bien, y practicamente no ha fallado ninguna. Éstas tienen menos prisa en crecer, ya que su ciclo es mucho más largo y hasta mediados de octubre estarán en el huerto.
   A la izquierda de las barakas los fréjoles verdes y las alubias blancas.
   Pues estos tres surcos son los que más han sufrido el mal tiempo y las heladas. Se helaron cuando estaban tan crecidos como lo están ahora. Pero estos no se recuperan como lo hacen las patatas ya que la planta se muere. Así que tuve que volver a pasar el motocultor y sembrarlos de nuevo. Han nacido muy bien y con fuerza, pero están bastante retrasados respecto a otros años.
   El surco del lado de las patatas, el de los tutores, es el de los fréjoles verdes. Son de mata alta o trepadores, por eso es necesario ponerles tutores. Ellos solos se enredarán y treparan sin necesidad de atarlos o guiarlos. A ver si llegan hasta arriba. Son de la variedad Buenos Aires roja.
    Y los otros dos surcos son de alubias blancas secas. Éstas son se mata baja por lo que no necesitan tutores. Son una alubias muy buenas y que suelen dar grandes cosechas. No sé que variedad son en concreto. 
   A la izquierda de las alubias diferentes variedades de cebollas, puerros, tomates, pimientos, guindillas, pepinos, calabacines, acelgas y brócoli regados hace un momento. Ahora mismo no tienen demasiado que enseñar, ya que prácticamente están todos recién sembrados o comenzando a nacer. Posiblemente en otras entradas más adelante hable de ellos con más detalle. Todo bastante retrasado respecto a otros años como digo. Las heladas no han dejado ponerlo antes, y lo que se puso, las heladas se lo llevaron por delante.
   Y por último las cebollas de verano que en un par de semanas comenzaremos a comer. A éstas como no les afectan las heladas llevan su curso normal creciendo a buen ritmo. Son de dos variedades diferentes: los dos surcos de la izquierda son cebolletas y los dos de la derecha cebollas alargadas de verano. Más a la derecha un surco de coliflores y las zanahorias que están muy guapas. Más a la izquierda un par de surcos de lechugas.
   Las más grandes son lechugas romanas que ya llevamos cogiendo desde hace un par de semanas. Junto con las de finales de septiembre, estas lechugas son las mejores de toda la temporada. Las del verano no son tan buenas. Además en verano no podemos sembrar esta variedad porque se espigan antes de formar el cogollo. De momento es lo único que produce el huerto, junto con las alcachofas que se ven en todas las fotos al fondo del huerto. De las alcachofas hemos recogido ya un par de cosechas. 
   Y las lechugas pequeñas son lechugas rizadas. Es un semillero que ya está a punto para comenzarlo a trasplantar. Esta variedad es la que mejores lechugas produce en verano en esta zona, o por lo menos a mí me lo parece. No son tan buenas como las romanas, pero son las mejores que se pueden producir en esta zona en verano. No quiero decir que sean malas lechugas, ni mucho menos, son buenísimas, pero no tanto como las romanas... al menos para mí.
   Pues así es como está el huerto a mediados de junio. Las plantas que se hielan están un poco retrasadas respecto a otros años, pero ahora ya están tirando con fuerza gracias a las buenas temperaturas de las dos últimas semanas. Las que no se hielan están más o menos como otros años o incluso un poco mejor, ya que como no ha llovido demasiado durante la primavera, se ha podido preparar muy bien la tierra para la siembra y eso también les ha beneficiado. Esperemos que el verano sea propicio y que haciendo las cosas bien, el huerto nos vuelva a dar buenas cosechas... esperemos.

domingo, 5 de mayo de 2013

Repaso

  Pues después de mucho tiempo vuelvo a publicar una entada en el blog. Como la última fue en junio, en esta enseñaré como estuvo el huerto la mayoría del verano. Las fotos son de una mañana de finales de agosto del año pasado.
  Empezamos con las patatas tardías. Eran de la variedad baraka. Como se ve, desarrollaron mucho ramaje y la cosecha fue bastante buena. Las tempranas, a esas alturas, ya llevaban tiempo en casa.

  Quizás la campaña pasada haya sido la mejor para los pimientos desde que siembro el huerto. Tanto los italianos, como los morrones y los de padrón, han crecido y han dado pimientos como nunca. Sobre todos los italianos, que son los del primer surco de la foto, detrás están los morrones y detrás de los morrones los de padrón. Con el paso de los años he ido descartando algunas variedades que me resultaron un fiasco y quedándome con las que mejores resultados me han ido dando y sobre todo con los italianos, he dado con una raza tremenda.
   Detrás, sujetados por las estacas, las tomateras. Muy altas como se ve, y, aunque no se aprecia en la foto, con bastante tomates. Puse dos variedades intentando adelantar las primeras cosechas, pero al final, más o menos comenzaron a madurar al mismo tiempo. La cosecha de tomates también fue de las mejores que he tenido nunca.


   A la izquierda los tomates, a la derecha los pimientos de padrón.
   Estás son las berzas y las coliflores. También se hicieron de buen tamaño como se ve en la foto. El problema con las coliflores, es que, aunque las siembre escalonadas, después vienen todas a la vez y muchas se acaban estropeando en el huerto por no poder comerlas todas.
   Estos son los pepinos y detrás están los calabacines. Las dos son plantas muy agradecidas, ya que, solamente con mantenerlas bien regadas, se pasan todo el verano dando fruto en grandes cantidades. A la derecha los fréjoles verdes y las alubias secas que, como se ve, ya estaban secándose a finales de agosto; demasiado pronto. Quizás sea lo que peor resultado ha dado esta campaña, ya que, al secarse tan pronto, dejaron de dar fruto rápidamente. Algunas alubias no les dio tiempo si quiera a granar por completo. Lo peor de todo es que no sé exactamente por que ha ocurrido. A ver si no se repite este año. 
Las cebollas también se hicieron muy buenas, aunque las horcales estuvieron bastante atrasadas todo el verano. Como digo, las fotos son de finales de agosto y se ve a las horcales aún muy verdes, con grande tallos, pero con el bulbo no muy desarrollado para esa época. Las mantuve en el huerto casi hasta finales de de octubre (alguna incluso más), cuando lo normal es que las saque un mes antes. Pero al final se hicieron muy buenas. Las que se ven a la izquierda son semitempranas y se ve que ya se comenzaban a secar y a doblarse la porreta.
   Y aquí dos surcos de lechugas rizadas comenzando a echar cogollo. Las planto siempre a mediados de agosto para que se acaben de desarrollar en septiembre. Con la bajada de temperaturas de ese mes se conservan en el huerto sin espigarse mucho más tiempo que en pleno verano, lo que hace que algunas aguanten perfectamente hasta noviembre. Las lechugas romanas en esta zona, solo se pueden plantar en primavera, porque en verano se espigan sin formar cogollo y en otoño no se desarrollan por las bajas temperaturas. Así que, en verano, yo siempre pongo esta variedad de rizada.
   Para acabar, esta alcachofa. Pocas suelen aparecer en esa época. Más tarde, en otoño, si el tiempo acompaña, darán una segunda cosecha. Detrás, los tomates. Como se ve, las plantas se hicieron enormes.
   Y bueno, este es un pequeño repaso al huerto del año pasado. Una buena campaña. Ahora ya toca pensar en el de este año, que ya está en marcha...

lunes, 11 de junio de 2012

Vuelve a estar lleno

  Aprovechando que nos encontramos en la época del año en la que el campo está más verde, "frondoso" y quizás más bonito (aunque eso ya va según gustos), cuelgo unas fotos en las que, a parte de ver el estado actual del huerto, se ve donde está situado y el paisaje que hay alrededor. Esta primavera tan lluviosa (entre abril y mayo han caído unos 170 litros), ha propiciado que el campo esté "florido y hermoso" como en pocas ocasiones. En pocas semanas, la mayoría de estos verdes se convertirán en amarillos, sobre todo los campos de cereal y las eras.
   El sendero al lado del arroyo que se ve en la foto, es el camino de acceso al huerto. A la izquierda está el trigo de Doro y hasta que no se coseche, no queda otra que ir por el sendero. Al fondo se ve, a parte del propio huerto, los huertos vecinos y  las primeras casas del pueblo. También se ve el nido de la cigüeña que, en ocasiones, sobre todo después de mover la tierra, visita el huerto en busca de lombrices e insectos.
   Desde el otro lado, se ve mejor la cebada que rodea el huerto y, al fondo, más tierras de cereal, principalmente de trigo, que continúan hasta llegar al río, el río Valdavia. Los chopos que se ven, se encuentran en sus margenes. De él viene el agua con el que se riega el huerto, gracias a una presa situada bastante más arriba. Con la sequía del invierno, había dudas sobre si iba a traer agua suficiente para poder regar este verano, pero con las abundante lluvias de esta primavera, parece que no va a faltar.
   Desde la parte de atrás se ven mejor las tierras de cereal, parte de las eras y  "el Rebollón" que es como se llama en el pueblo al monte de roble que se ve al fondo. En la foto se ven también las alcachofas que gracias a las lluvias, han crecido más que ningún año. Ya he cogido dos cosechas. Y al lado de las alcachofas el silo, que ya comienza a aumentar de tamaño. Aún queda todo el verano para seguir acumulando restos vegetales de casa, del jardín y del propio huerto, y luego en octubre lo esparciré por él. 
   Mirando hacia arriba, se encuentran las eras y más tierras de cereal, a las que, como digo, les quedan pocas semanas de verde... al igual que a los ajos, que en menos de un mes ya estarán en casa. Están bastante guapos y han crecido mucho desde la última entrada. Al lado las patatas tempranas. Son jaerla y están un poco retrasadas porque, debido a las lluvias, no pude ponerlas hasta mediados de mayo. Ahora ya están creciendo a buen ritmo.
  En la parte de abajo, además de una de las casas del pueblo, se puede ver un antiguo molino de agua que aún sigue en funcionamiento. Al fondo "la Rozada" otro gran monte de roble que tenemos en le pueblo. Y en el huerto, recién plantados los cuatro surcos de cebollas horcales. Son de Palenzuela, un pueblo cercano a Palencia, donde se cultivan gran cantidad de estás cebollas e incluso tiene una feria dedicada a ella. Yo llevo sembrando esta variedad varios años y me han dado buenos resultados, por lo que este año repito. Al lado, otra variedad de cebollas semitempranas que son muy buenas, pero que aguantan menos tiempo sin estropearse. Este año se han conservado en casa las horcales hasta mayo. 
   Siguiendo con el repaso al huerto, al lado de los ajos están los surcos con las diferentes variedades de pimientos y tomates. También están un poco retrasados por no haberme dejado el agua ponerlos antes. A parte, tuve que replantar la mayoría de los tomates porque los escarabajos de la patata les comieron todas las hojas y algunos no se recuperaron. Más a la derecha arriba están las zanahorias y abajo los cornitos (fréjoles verdes tempranos).
   Estos son los surcos de alubias (los dos de la izquierda) y el de fréjoles verdes (el de la derecha). Las dos variedades son trepadoras, por lo que en breve les pondré tutores para que se enreden en ellos y puedan crecer hacia arriba sin problemas. Más a la izquierda están sembradas las patatas tardías, de la variedad baraca, pero aún no han salido: este año las intensas lluvias han retrasado todas las labores un par de semanas.
      Al otro lado del huerto están las lechugas romanas que en la anterior entrada eran solamente un semillero. Están muy guapas y comienzan ya a repollar.
 
   Y más abajo más lechugas romanas. Éstas ya las llevamos comiendo desde hace unas semanas. Son unas lechugas muy buenas y tienen unos cogollos tremendos. En esta zona, las lechugas romanas sólo se pueden cultivar en primavera, porque en verano no llegan nunca a formar cogollos, se espigan por el calor antes de tiempo. En verano siembro lechugas rizadas que aguantan mejor el calor y no se espigan. 
   A las cebollas de verano (en otros lugares se llaman cebolletas), que en la anterior entrada estaban cubiertas por la nieve, ya les queda poco para coger las primeras. Tienen buena porreta, y en una o dos semanas podremos comer alguna. Para mi gusto, estas cebollas de verano son de las mejores cosas que produce el huerto.
   Como digo en el titulo de la entrada, el huerto vuelve a estar lleno. Sólo falta por poner unas coliflores y unas berzas más adelante y ya no habrá sitio para más. Así que sólo queda esperar que el tiempo sea propicio y que, haciendo las cosas bien, lo sembrado prospere. A ver si es verdad.





viernes, 4 de mayo de 2012

Últimos puerros

 Estos son los últimos puerros de la temporada. Este año han sido muy buenos y de gran tamaño... a pesar de la sequía. Y estos últimos que llevan prácticamente un año en el huerto (los puse la primera semana de junio), se han hecho enormes. Da gusto verlos.
  Quizás este invierno tan seco haya propiciado que aguanten tanto tiempo. Lo normal es que, a estas alturas, unos puerros puestos en junio ya se hubieran estropeado o que hubieran comenzado a espigarse. Pero este año no, están perfectos, incluso mejor que en pleno invierno.
  
    Y aquí están ya limpios y preparados para ser cocinados. Como se ve, son unos puerros tremendos.  En breve habrá que sembrarlos de nuevo. Esperemos que se parezcan a los de este año.